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viernes, 26 de octubre de 2012

Prevenir y aliviar llagas en la boca



Las llagas bucales son úlceras pequeñas en el interior de la boca que pueden tener su origen en déficits nutricionales o alergias alimentarias y, del mismo modo, ciertos alimentos ayudan a prevenirlas o alivian el malestar.

Las llagas pueden deberse a infecciones virales, aunque la mayoría de las veces no resulta sencillo determinar su origen, ya que hay múltiples causas posibles. Entre ellas:
  • Lesión bucal debido a un arreglo dental.
  • Estrés emocional.
  • Carencia de ciertas vitaminas y minerales (en especial, hierro, vitaminas del grupo B y ácido fólico).
  • Períodos menstruales.
  • Cambios hormonales.
  • Reacción alérgica a uno o varios alimentos.
También puede haber un componente hereditario y las mujeres son más propensas a contraerlas que los hombres.


Pautas dietéticas para prevenir llagas en la boca
Los únicos nutrientes que se han identificado son algunas vitaminas y el hierro. Entre las primeras, resaltan las del grupo B, abundantes en alimentos ricos en proteínas, tanto vegetales como animales:
  • Vitamina B2 o riboflavina. Además de grietas en las comisuras de la boca y otras afecciones de la piel, su déficit también se relaciona con la anemia. La principal fuente de esta vitamina es la leche.
  • Niacina o vitamina B3, presente en carnes rojas y blancas, pescados.
  • Ácido fólico. Al igual que la vitamina B2, se encuentra en las verduras de hoja verde.  La carencia de esta vitamina es muy frecuente en mujeres embarazadas, las cuales tienen también riesgo de anemia y alteraciones bucales.
  • Vitamina B12 o cobalamina. Presente en carnes, mariscos y lácteos, al igual que la niacina, requiere el consumo de alimentos de origen animal.
Por otra parte, se deben evitar los alimentos muy calientes, duros o muy condimentados para impedir que aumente el dolor.



Alimentos funcionales para mantener la salud bucal

Un alimento se considera funcional cuando, además de destacar por sus propiedades nutritivas, contiene ciertos elementos cuyo consumo diario -en una dieta equilibrada- contribuye a mantener o mejorar nuestro estado de salud y bienestar.

Hay dos tipos de alimentos funcionales que se han relacionado con la salud oral: los alimentos probióticos y los que contienen omega-3, por su poder antiinflamatorio. Un estudio realizado en la Universidad de Kentucky demuestra la potencial actividad antibacteriana de los ácidos grasos omega-3 frente a los patógenos orales.
  • Los alimentos probióticos de forma natural son los yogures frescos y las leches fermentadas.
  • Los alimentos naturales ricos en ácidos grasos omega-3 son los pescados, el aceite de girasol y los frutos secos.
Si bien tomar estos alimentos de forma habitual en nuestra dieta constituye una ayuda, no es un método infalible para prevenir o curar las llagas bucales.

Fuente: http://nutricionysalud-enlinea.blogspot.com.es/2012/10/alimentos-para-prevenir-y-aliviar-las.html
www.consumer.es


miércoles, 29 de agosto de 2012

La caducidad de los alimentos


La duración de los alimentos siempre ha causado confusión y debate. El control del estado de los alimentos, así como la fecha de caducidad siempre se ha cuidado en los hogares. Sin embargo, en épocas más delicadas y con los presupuestos más ajustados todo se mira y se estira al máximo.
Desde la asociación de consumidores FACUA se afirma que en estos días las personas controlan más el gasto. No solo en lo que comen, prestando más atención a la duración de los productos, sino también en lo que compran. Se afina más y se despilfarra menos. 

Los datos son claros, España tira 7,7 millones de toneladas al año de alimentos perfectamente comestibles, o lo que es lo mismo, 163Kg por persona. Este hecho puede deberse a la falta de planificación, pero también con la confusión que provoca en algunas personas la duración de los alimentos, sus fechas y etiquetas. 

Según las estadísticas, el 18% de los europeos no conoce la diferencia entre fecha de caducidad y de consumo preferente.
El Codex Alimentarius define la fecha de caducidad como la fecha en que termina el período después del cual el producto, almacenado en las condiciones indicadas, no tendrá probablemente los atributos de calidad que normalmente esperan los consumidores. Después de esta fecha, no se considerará comercializable el alimento.

Por otro lado, la fecha de consumo preferente se define como la fecha en que, bajo determinadas condiciones de almacenamiento, expira el período durante el cual el producto es totalmente comercializable y mantiene cuantas cualidades específicas se le atribuyen tácita o explícitamente. Sin embargo, después de esta fecha, el alimento puede ser todavía enteramente satisfactorio.

Aunque las dos fechas hablan de la vida útil del producto, no son precisamente lo mismo. La fecha de caducidad indica hasta cuándo el alimento es seguro para el consumo. Es un dato que afecta a la comida más perecedera (pescado, carne, lácteos, pastelería...) que suele aguantar de 2 a 30 días. Pasada esta fecha límite ni el fabricante ni las autoridades sanitarias garantizan su estado ni la salubridad. 

Otra cosa distinta son las etiquetas que llevan el texto "consumir preferentemente antes de..." o "fecha de consumo preferente". Esta etiqueta indica el momento a partir del cual el producto va perdiendo sus propiedades organolépticas: sabor, aroma y textura. Tiene menos cualidades, pero continúa siendo seguro.
Estos productos no caducan o no sufren una alteración tan grande como para ser un riesgo su consumo. A pesar de eso, en muchos hogares estos alimentos terminan en la basura. Alimentos como las conservas o los cereales de desayuno que si no se abriera el envase nunca caducarían. Por eso, muchas veces estamos rechazando alimentos perfectamente sanos y nutritivos quizás solo por ser menos atractivos a la vista o al olfato.

Algunos políticos consideran que las normas sobre la fecha de caducidad están basadas en requisitos de calidad demasiado estrictos que obligan a desechar toneladas de alimentos aún aptos para el consumo. Las empresas quieren protegerse de litigios, denuncias y la pérdida de reputación, pero no se preocupan de las consecuencias ambientales y sociales por el incremento de los residuos de alimentos debidos a unas fechas de caducidad demasiado cortas. 

Hay que tener en cuenta que los fabricantes deciden esta fecha en base al tiempo previsible durante el cual, en condiciones normales de mantenimiento, el alimento no sufrirá una modificación por actividad microbiológica que suponga un riesgo para la salud de las personas.
Comerse un alimento caducado es un riesgo porque a partir de la fecha marcada pueden proliferar en el producto agentes infecciosos.
Para obtener todos los beneficios de los productos es recomendable consumirlos dentro de la fecha de consumo establecida por ley.
Una vez pasada esta fecha límite, existe un margen de seguridad en los alimentos, pero los fabricantes advierten que no siempre es posible su consumo, ya que depende en gran medida de cómo se haya conservado el producto.
El caso de alimentos ácidos como yogures, tienen menos posibilidades de verse invadidos por elementos patógenos, como pasa con la miel, cuya concentración de azúcares hace que la actividad del agua sea muy baja.
Otros alimentos como el jamón serrano o el vino son alimentos que no caducan, pero que se vuelven rancios.
Además de las indicaciones de las fechas límites, también debe contar el sentido común, ya que diga lo que diga la fecha de caducidad, no es recomendable mantener un alimento muchos días después de haber sido abierto. Tampoco es recomendable dejarlos al aire o someterlos a calor. 

Aún así, la Comisión Europea estudia que los fabricantes incluyan en sus etiquetas dos fechas: la fecha de límite de venta y la de consumo preferente. De esta forma se conseguiría hacer un consumo responsable, de ahorrar y también de generar menos residuos.
Otras de las medidas propuestas es hacer que los comercios bajen el precio de los alimentos cuyo límite está próximo, que además ya se hace en algunos establecimientos españoles y otros países. 

Fuente: http://sociedad.elpais.com/sociedad/2012/08/18/actualidad/1345313738_261719.html
NORMA GENERAL DEL CODEX PARA EL ETIQUETADO DE LOS ALIMENTOS PREENVASADOS

miércoles, 6 de junio de 2012

La importancia de los abuelos en la Dieta Mediterránea


Con motivo del Día Nacional de la Nutrición se ha publicado un estudio que habla del papel de los abuelos en la alimentación de sus nietos. La Federación Española de Sociedades de Nutrición, Alimentación y Dietética (FESNAD) que ha presentado este estudio llega a decir que los abuelos son prácticamente los últimos promotores de la dieta mediterránea. 

Este informe, realizado entre 404 personas mayores de 60 años, explica que los hábitos alimentarios de los abuelos españoles siguen siendo sanos, son un ejemplo a seguir y además lo inculcan a la familia. 

Un ejemplo es que dos de cada tres abuelos fomentan una dieta rica en verduras, frutas y legumbres (que es lo que ellos mismos consumen) entre sus nietos. Las estadísticas dicen que suelen ingerir las tres piezas de fruta al día recomendables, que comen pescado tres veces a la semana y verduras cuatro veces. Además, no suelen comer alimentos con grasas saturadas en exceso. 

Lo que se ha ido observando desde hace 40 años es que se está olvidando la clásica comida en familia, ya que los padres necesitan ayuda para cuidar a sus hijos y los abuelos hacen un importante papel. Los abuelos se responsabilizan de servir a sus nietos la misma comida sana que ellos toman. 

Los datos del estudio indican que más de la mitad de los abuelos son responsables de una de las comidas o cenas que durante la semana toman sus nietos y también más de la mitad se preocupa en educar a sus nietos sobre las diferencias entre lo que comían ellos en su juventud y lo que se come ahora. Así los nietos se dan cuenta de la importancia de una dieta equilibrada. 

El dos terceras partes de los abuelos encuetados indican que, en el caso de que a sus nietos no les guste la comida, no les preparan otra cosa, puesto que piensan que han de comer de todo, lo cual es una buena decisión.

La intervención de los abuelos en la alimentación de los niños puede ser muy positiva, ya que casi el 46% de los niños entre 6 y 9 años tienen un exceso de peso. Por eso, los dietistas-nutricionistas apuestan por volver a las comidas más tradicionales de los abuelos, donde el niño también se puede involucrar en la elaboración de los menús, llevarles a hacer la compra y meterles en la cocina. Estas son tres medidas suficientes para que el niño adquiera un referente nutricional. 

Para finalizar, diferentes estudios han demostrado que las hábitos alimentarios adquiridos en la infancia perviven en la edad adulta y por desgracia el concepto de comida en familia se está perdiendo. 

Fuente: http://www.elmundo.es/elmundosalud/2012/05/28/nutricion/1338209134.html

domingo, 15 de abril de 2012

El seguimiento del etiquetado de alérgenos alimentarios


El gran interés actual por la alimentación está haciendo evolucionar todos los aspectos de los alimentos en los últimos tiempos. Uno de estos aspectos es el etiquetado, que cada vez es más completo  y está más controlado. En especial, el etiquetado sobre alergias alimentarias están cada día más definido y cada vez aparecen más normativas reguladoras.

Sin embargo, un estudio realizado en Canadá concluye que todas estas advertencias sobre  alergias alimentarias pueden resultar confusas y en algunos casos no se toman en serio.
En el estudio participaron 2400 voluntarios afectados con alguna alergia alimentaria o que podrían proporcionar alimentos a terceros alérgicos.
Los autores del estudio pudieron observar que personas alérgicas eran propensas a ignorar las etiquetas de advertencia, es más, el 44 por ciento de las personas alérgicas dijeron que comprarían un producto con la advertencia "podría contener..." que contuviese el alérgeno que  afectase a su salud en la etiqueta.
Sin embargo, la etiqueta "no apto para" fue la que mejor efecto preventivo tuvo. También se observó que en los hogares se era más cuidadoso cuando los afectados eran niños.

Según los autores los resultados podrían aplicarse también a los Estados Unidos por sus semejanzas regulatorias y de conciencia pública. Además concluyen que se debería unificar la gran variedad de etiquetas en una más clara, de forma que sean más comprensibles y no den lugar a dudas.