Diferentes estudios realizados en España demuestran que entre un 10 y un 15% de los niños no desayuna y de un 20 a un 30% lo hade de manera insuficiente. Esta proporción aumenta cuanto mayor es la edad del niño, sobre todo a partir de los 14 años de edad.
Aunque cueste creer, en la cultura mediterránea el desayuno no ha sido nunca una comida especialmente valorada, especialmente en el ámbito rural. De hecho, es el almuerzo que componía la ingesta más fuerte de la mañana, bastante más que el desayuno, aunque el término "almuerzo" se designaba a la comida.
Normalmente el almuerzo del campo era un plato fuerte que se componía a base de pan y diferentes tipos de embutidos, queso, vino... que superaba en energía al desayuno.
El realizar un completo desayuno ayuda a completar, en la alimentación del niño, el aporte de hidratos de carbono, así como de numerosas vitaminas y minerales (por ejemplo el calcio). Si no se realiza un desayuno completo, en muchas ocasiones no se llegará a aportar al niño, los valores alimenticios que necesita durante el día.
Un dato importante en este tema, es que tan sólo el 30% consume una ración adecuada de un desayuno completo, que consiste en: lácteos + cereales + fruta.
Merienda
Otra comida que debe ayudar a completar la ingesta de los infantes es la merienda, que suele ser muy bien aceptada, pero que no debe ser excesiva para que los niños mantengan el apetito a la hora de la cena.
Las opciones más recomendables son los lácteos, la fruta o un bocadillo vegetal, embutido (jamón serrano, jamón cocido o de pavo los ideales).
Cena
La cena es el momento adecuado del día para complementar la comida del comedor escolar y completar los grupos de alimentos que no se han comido durante el día. Se está observando que cada vez son más frecuentas las cenas desequilibradas y poco saludables, rápidas, ricas en grasas e insuficientes.
Es conveniente que la cena no sean copiosas, ni muy ricas en alimentos grasos, para que no produzca molestias digestivas e impida conciliar el sueño.
Para una cena adecuada, el plato principal debería estar compuesto por una guarnición, a base de verduras (ensalada, menestra, etc.) o algún alimento rico en hidratos de carbono (patatas, arroz, etc.), y algún alimento proteico: pescado, huevos o carne.
Otra opción sería una sopa (de arroz, pasta...) o puré (de verduras o legumbres).
Si el niño ha comido a mediodía pasta, arroz o legumbre, se debe evitar estos alimentos en la cena y ofrecer una ensalada variada presentada de forma original con alimentos que le den color y la hagan más apetecible o un plato de verduras cocinadas.
Para que la verdura resulte más atractiva, puede ser buena idea cocinarla rellena, en forma de brochetas, salteada o con diferentes salsas.
Si en el colegio el niño ha tomado una ensalada o plato de verdura, por la noche puede cenar un plato de pasta o arroz, tortilla de patata o incluso una original ensalada de pasta de colores, arroz o patata.
Fuente: "El libro blanco de la alimentación escolar". J.R., Martínez Álvarez; I. Polanco Allué.
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