Nuevos
estudios revelan la importancia de alcanzar un peso saludable antes y durante
el embarazo. Las mujeres que se quedan embarazadas y tienen obesidad pueden
tener riesgo tanto para su salud como para el del bebé.
La
prevalencia de mujeres obesas que se quedan embarazadas varía entre el 1,8% y
el 25,3%.
La obesidad materna se asocia a unos mayores riesgos y complicaciones durante el embarazo, incluso da lugar a mayores índices de mortalidad materna e infantil si se compara con las madres que no son obesas.
La obesidad materna se asocia a unos mayores riesgos y complicaciones durante el embarazo, incluso da lugar a mayores índices de mortalidad materna e infantil si se compara con las madres que no son obesas.
Está
claro que las necesidades de energía aumentan durante el embarazo, pero el
incremento es significativo sólo durante el último trimestre y aumentan unas
200Kcal diarias. Esto quiere decir que no se debe "comer por dos"
como siempre se ha dicho. De hecho, es durante la lactancia cuando aumenta las
necesidades energéticas a unas 675Kcal diarias, para cubrir la producción de
leche.
Los
estudios demuestran que el embarazo más seguro y saludable se asocia a un IMC
anterior al embarazo de 23Kg/m2. Sin embargo, el aumento de peso
durante un embarazo saludable varía y depende del peso corporal antes de la
concepción y también de la presencia de edemas.
Lo
recomendable sobre el aumento de peso óptimo durante el embarazo están
actualmente bajo debate. Según la OMS, un peso óptimo al nacer el bebé de 3,1 a
3,6Kg debería corresponder a un aumento
de peso de la madre de entre 10 y 14Kg.
La rápida
pérdida de peso y las dietas de choque durante el embarazo no están nada
aconsejadas y pueden resultar muy peligrosas, produciendo cetoacidosis que
puede provocar la muerte del bebé o un deterioro de sus facultades cognitivas
en un futuro. Además, restringir la alimentación, el consumo de alimentos y el
aporte de nutrientes al feto durante el embarazo podría ponerle en riesgo de
sufrir obesidad involuntariamente.
Estadísticamente las mujeres obesas presentan un mayor riesgo de aborto y
de parto o muerte del bebé prematuros. Otra consecuencia de las mujeres obesas
son las complicaciones en el parto, que aumenta las probabilidades de parto por
cesárea de urgencia. Además se incluyen hipertensión, nacimiento de un bebé
grande y la diabetes gestacional.
Las mujeres con obesidad también se enfrentan a dificultades para comenzar
y mantener la lactancia y los bebés de estas mujeres tienen más probabilidades
de desarrollar defectos congénitos (por ejemplo, espina bífida o defectos
cardíacos).
Otros estudios han demostrado que lo que come una mujer cuando está
embarazada puede afectar al riesgo de obesidad del hijo, independientemente de
su constitución y del peso del bebé al nacer.
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